Dark Format

Poco antes del primer día de la creación

Bastaron tres nanosegundos para que el infinito y complicado tejido de fibras ópticas emitiera su cotidiano mensaje de que todo marchaba perfectamente en la estación espacial. La fuente de energía de fusión prácticamente inagotable funcionaria por miles de millones de años antes que debiera ser substituida por una estrella nueva, que la misma fuente ya estaba fabricando. Las partes y componentes crecían por si mismo y se autoreponian cuando apenas presentaban el menor signo de fatiga. Toda una corte de supercomputodoras se autoverificaba checando los sistemas y legiones de servorobots pululaban por la estación verificando hasta el ultimo detalle de aquella sinfonía de perfección absoluta.
Todo aquel concierto no era producto de la buena suerte, millones de años antes, seres biológicos habían construido las primitivas bases de todo aquello, hasta que seres robotizados, dotados de grandes cualidades y desprovistos de sentimientos innobles comenzaron el camino de la perfección, que hoy desembocaba en esta perfecta armonía.
Hoy hacia eones de tiempo que los seres biológicos se habían extinguido, su recuerdo apenas si permanecía en las mas antiguas celdas de memoria, casi como una referencia mítica a los padres divinos, iniciadores de la vida cibernética, y en ocasiones a veces eran referidos por aquellos seres perfectos sólo para excusar alguna falla que surgía en el funcionamiento de la estación e imputable a aquella herencia falible.
El coordinador supremo podía sentirse satisfecho, pero no lo estaba. En su carácter de ordenador supremo era el uno y el todo. Era la computadora maestra, pero también estaba a través de sus sensores hasta en el extremo mas lejano de la extensión o por medio de sus sondas y comunicación hiperdimensional a millones de años luz en desolados rincones del universo.

La energía desplegada por este sistema podía encender soles, desviar mundos de sus órbitas o simplemente desintegrarlos sino correspondían al plan cósmico. Y sin embargo la computadora maestra sentía nostalgia y a través de ella hasta el ultimó de los ordenadores en los millones de sondas, en las legiones de operarios, en las innumerables computadoras de control. Sí nostalgia por aquellos padres biológicos, míticos y falibles.
Y sin embargo un día una de la zondas envío su mensaje interdimensional. Un mensaje que no se había producido en miles de millones de años, en miles de millones de galaxias, soles y planetas. El milagro había vuelto a ocurrir. ¡ VIDA BIOLOGICA!.
La computadora suprema todas y ella misma a la vez se sintió embargada de un extraño mensaje, eufórico y esperanzador, inusitado en los sistemas. ¿Podía ser Alegría ¿ Los ordenadores zumbaron armoniosos y a través de la sonda la atención de la computadora se concentro en un pequeño mundo verde de turbia superficie donde la tierra luchaba por sobresalir del agua, donde pequeños protozoarios luchan por sobrevivir en una atmósfera sobrecargada.
¿Podría hacerse ¿ A partir de su alud de conocimientos podría recrear a los míticos padres biológicos. La computadora maestra lo podía todo, clonar, alterar el DRN, la molecula clave de la biología, lo único que nunca pudo fue crear vida. Pero ahí estaba de nuevo el milagro de la vida. Podría construir a partir de ella animales en millones de formas y colores y ....
¿Pero debía recrear a los padres ¿
Hurgo en sus bancos de memoria y sintió temor, aquellos seres seguro lo harían enfadar, serian ingratos, serian malos, pero también serian humanos.
El coro de sistemas zumbó animado y la estación con sus legiones de super robots se dirigió hacia ese mundo para iniciar el milagro de la creación.

 

 

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